La vida natural de Menorca

Declarada Reserva de Biosfera por la UNESCO en 1993, Menorca es un auténtico paraíso natural con especies de flora y fauna únicas en todo el mundo que dan vida a los parajes naturales mejor conservados del Mediterráneo. 

La biodiversidad de Menorca engloba una gran variedad de mamíferos, reptiles y aves. El animal más característico, que podemos observar en sus campos verdes, son las vacas, pero el animal doméstico preferido en Menorca es el caballo, protagonista de las fiestas de verano. Sin embargo, en estado salvaje podemos encontrar muchos más mamíferos, como hurones, martas, conejos, comadrejas, murciélagos y erizos.

Entre la familia de los reptiles, tenemos a la tortuga mediterránea y alguna serpiente no venenosa, aunque la protagonista indiscutible es la sargantana, la lagartija que podemos ver corretear y escondiéndose entre las piedras de la pared seca, protagonista de leyendas y canciones. La especie más curiosa y endémica es la lagartija negra de l’Illa de l’Aire, famosa por decorar numerosos souvenirs de toda la isla.

Menorca destaca además como destino predilecto de los amantes de las aves, ya que son el grupo de especies más numeroso de la isla. Existe una gran variedad de aves rapaces y carroñeras fácilmente avistables, como el milano real, un ave de rapiña grande y protegida, el águila calzada y el halcón peregrino, además de cernícalos, gavilanes y alimoches. La isla cuenta con un gran número de aves autóctonas, como las tórtolas, palomas salvajes, mirlos, pardelas, cormoranes, reyezuelos, chotacabras, perdices y codornices, que en verano comparten isla con otras muchas aves migratorias que llegan para criar en la Albufera des Grau, como las golondrinas, vencejos, abejarucos, ánades reales, fochas, rascones, carriceros, zampullines, garcetas, correlimos, porrones, alcaravanes… 

La vegetación salvaje, típicamente mediterránea, ocupa un tercio de la superficie de la isla. Está condicionada especialmente por el clima de tendencia árida (seco y caliente en verano,  templado y algo más húmedo en invierno), responsable de la distribución de la vegetación, que se ha adaptado al ambiente seco, reduciendo el tamaño de sus hojas o incluso transformándolas en espinas. De este modo, la vegetación menorquina se caracteriza por el predominio de árboles y arbustos de hoja perenne y pequeña, aunque también existen especies autóctonas de hoja caduca.

Existen tres tipos de bosques arbóreos en Menorca: pinares, cercanos a la orilla y las playas, que predominan en el centro y sur de la isla; encinares, sobre todo en la zona centro y en los barrancos del sur, las áreas más húmedas de la isla, acompañados de un bosque bajo con gran variedad de plantas y arbustos; y ullastrars, bosques de acebuches u olivos silvestres típicos de Menorca, que ocupan los suelos poco profundos y secos. De estos últimos se obtiene históricamente la madera para fabricar las famosas barreras que dejan paso entre las líneas de pared seca que se dibujan en el campo menorquín.

La conservación de la fauna y la flora de Menorca es una tarea a la que todos podemos y debemos contribuir, para poder seguir disfrutando de su belleza y de la tranquilidad de sus sonidos y aromas, que nos permiten desconectar para volver a la realidad de la naturaleza que nos rodea y nos protege. 

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